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Mostrando las entradas de diciembre, 2010

El hombre habla de sus vidas anteriores

Cuando yo era un pequeño pez, cuando sólo conocía las aguas del hermoso mar, y recordaba muy vagamente haber sido un árbol de alcanfor en las riberas del Caroní, yo era feliz. Después, cuando mi destino me hizo reaparecer encarnada en la lentitud de un leopardo, viví unos claros años de vigor y de júbilo, conocí los paisajes perfumados por la flor del abedul, y era feliz. Y todo el tiempo que fui cabalgadura de un guerrero en Etiopía, luego de haber sido el tierno bisabuelo de un albatros, y de venir de muy lejos diciendo adiós a mi envoltura de sierpe de cascabel, yo era feliz. Mas sólo cuando un día desperté gimoteando bajo la piel de un niño, comencé a recordar con dolor los perdidos paisajes, lloraba por algunos perfumes de mi selva, y por el humo de las maderas balsámicas del Indostán. Y bajo la piel de humano ya llevo tanto sufrido, y tanto y tanto, que sólo espero pasar, y disolverme de nuevo, para reaparecer como un pequeño pez, como un árbol en las