Una carta sin edición.

Llevo horas sentada frente al pc intentando comenzar a escribir algo, tratando quizás de sacar esta mierda un poco, porque mi cama me está absorbiendo, no es que me moleste, tengo un romance inquebrantable con mi colchón, pero ya es excesivo.
Me siento herida en tantos pequeños pero fundamentales aspectos que siento que las energías se me salen por los dedos... Tengo la tristeza atorada en la garganta, sofocando las palabras... Tan atravesada está en mis ojos que ni las lágrimas quieren salir, pero me saturan.
Me quiero dormir, soñar bonito y que los días pasen sin sentir esa ausencia que tengo enterrada en el pecho, pero hasta los sueños me atormentan.
No se puede cultivar una relación a distancia con llamadas de cinco minutos y esperas de 23 horas y 55 minutos, por más amor que haya, por más "eres todo en mi vida"... Mierda... Creo que dejé de vivir.
El conocer a alguien, empezar la conquista, el interés, la sorpresa y la fascinación por otro, para mi, no es fácil, o quizás sí, pero abrirme a alguien, dejarlo entrar no solo a mi casa, meterlo entre mis piernas sino abrirle las puertas de mi vida, de mis miedos, de mis penas, de mis debilidades y peor aún, de mi familia, esa es una empresa difícil de llevar, porque a final, cuando las sonrisas se van, dejar ir aquella ilusión me rompe el alma.
Yo me paso la vida evitando: evitando la u, evitando la práctica, evitando algunas llamadas, evitando algunas salidas, pero cuando me entrego a alguien lo hago al 100, con errores incluidos y bueno, digamos que la cagué... otra vez.

Me gustas, sé que lo sabes. Te amo.

Por eso escribirte es casi tan doloroso como esperar tus llamadas, tus mensajes y que no lleguen o escuchar tu risa a través del teléfono mientras yo me derrumbo un viernes en la noche, en la mitad de la calle (mi primera patética vez), mientras repites "no volverá a pasar Marce, te lo prometo".
Sé que puedo seguir soportándolo, sé que puedo seguir siendo patética a tu lado, sé que puedo seguir esperando... pero ya no lo quiero. No me traes felicidad y yo no te la doy a ti, no tengo vida.
Es injusto, dirás, pero los momentos incómodos a tu lado opacan cualquier rastro de alegría, le restan trascendencia a tus detalles lindos... y yo no logro evitarlo.

De verdad quería luchar, de verdad aún, muy en el fondo, quiero hacerlo pero ahora no le veo motivos. De nada me sirven las promesas cuando al día siguiente sigues haciéndome lo mismo ¿entonces qué es toda esa palabrería?... Me duele tanto y aún más que tu no logres dimensionarlo, que no lo sientas, que no veas cuán decaída estoy, que aún a través de un "estoy bien" no logres entrever la tristeza que se asoma. Sí, no eres brujo, pero muchos se dan cuenta.

Quiero que me pidas que me quede, que lo hagas porque me amas demasiado y no fueron solo palabras, porque te emociona querer verme, porque esperas mis llamadas y porque no puedes dormirte sin mis buenas noches... quiero que las cosas cambien, quiero una relación bonita, quiero sentirme correspondida y quiero sentir que le lleno de color la vida a alguien y no el fastidio que siento que te produzco...
No quiero palabras vacías de acciones... quisiera creer que nada de lo feo es cierto, que ha sido la situación, pero lo único que ronda en mi mente es que no me amas, que ya no te intereso, que me dejas ir lentamente a través de tus acciones porque no eres capaz de terminarme, como a ninguna novia que has tenido, que solo me dejas ir para que yo al final, te deje y que quizás, seguramente ya hay alguien más que sí te interesa.

Y así...vuelvo a sentir lo que ya una vez sentí... vivo en la carne y en la mente, lo que ya había vivido antes... que mierda.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Coreografía - Mía Gallegos

La soledad de no pertenecer - Clarice Lispector

Tú no sabes amar - Julio Flórez