martes, 28 de noviembre de 2017

Lo real y lo imaginario (Extracto de High Fidelity)

(Hablando por teléfono con la reportera)
—Escucha, se me ocurre una cosa ¿por qué no te hago una cinta?

(...)

—Hacer una recopilación musical es un arte muy sutil. Obedece a muchas reglas. Estás usando poesía ajena para expresar lo que sientes. Es una cosa delicada. Así que para esta estoy pensando... estoy pensando...


(Se abre la puerta y se quita los audífonos bruscamente, entra Laura)

—¡¿Cuándo se va a acabar esto?!
—¿Cuándo se va a acabar qué?
—Nada.
—¿Para quién es la cinta?
—Para una chica que me entrevistó para El Reader.

(Cambia la escena)

—¿Qué voy a hacer? ¿seguir saltando de piedra en piedra toda mi vida hasta que no me queden piedras? ¿salir corriendo cada vez que otra mujer me despierte las tripas? He estado pensando con las tripas desde los 14 años y, francamente ya vi que el cerebro de mis tripas es pura mierda.

(Entra Laura mientras él se encuentra esperándola en un mesa con una cerveza)


—Hola.
—Almuerzo con alcohol en día de clases. Qué linda sorpresa... ¿estás nervioso por lo de mañana?
—No, la verdad no.
—¿Vas a hablar conmigo o me pongo a leer?
—Voy a hablar contigo.
—¿De qué vas a hablar conmigo?
—De si sí o no... te quieres casar conmigo.
—(Se ríe a carcajadas)
—Es en serio.
—Ya lo sé.
—Pues mil malditas gracias.
—Perdona. Hace dos días le estabas haciendo cintas a la chica del Reader. Así que perdóname si no me pareces el candidato más estable.
—¿Te casarías conmigo si lo fuera?
—¿A qué se debe esto?
—No sé. Ya estoy harto de pensar en eso todo el tiempo.
—¿En qué?
—Estas cosas. El amor y sentar cabeza y el matrimonio ¿entiendes? Quiero pensar en otra cosa.
—¡Ah! cambié de opinión. Esa es la cosa más romántica que he oído. Acepto.
—Nada más cállate, por favor. Te estoy explicando.
—La otra chica o la otra mujer, lo mismo da. Estaba pensando que sólo son fantasías. Siempre parecen maravillosas porque nunca hay ningún problema. O solo problemas lindos, como comprarse el mismo regalo de navidad, o ella quiere ver una película que yo ya vi... Luego llego a casa y tú y yo tenemos problemas de verdad... y no quieres ver una película y yo sí. No hay lencería sexy...
—Yo tengo lencería sexy...
—Sí, muy sexy. Pero también tienes la ropa interior que has lavado mil veces. Y ellas también la tienen. No la veo, porque no está en la fantasía ¡Estoy harto de la fantasía... porque no existe, en realidad. Nunca hay sorpresas y nunca, realmente...
—¿Te satisface?
—...te satisface, así es. Y estoy cansado de eso. La verdad estoy cansado de todo lo demás... pero aparentemente nunca me canso de ti, así que...
—Creo que sé de lo que hablas... pero ¿de verdad esperabas que aceptara?
—No sé. No pensé mucho en eso. Pensé que preguntar era lo importante.
—Bueno, ya preguntaste. Gracias.

viernes, 17 de noviembre de 2017

El clavo - Juan Carlos Abril

Todo lo revivido se estremece.

Repites las historias muy despacio
con los nombres del mundo de los muertos
pues lo bello, al final, resulta triste.

Las huidas sin carrera son la imagen
grotesca de los sueños, el agua que se escapa
entre las manos y, por eso, prefieres
cambiar aquellos nombres y lugares, dejar
sólo los hechos con los sentimientos
que arrastran.
Puede ser una señal
y casi te deslumbra.

En el dolor, no obstante,
el abrazo es más rápido que un cepo.

Ser uno mismo, sí, pero antes ser de otros.

De "Un intruso nos somete", Juan Carlos Abril (1997)

viernes, 27 de octubre de 2017

La soledad de no pertenecer - Clarice Lispector


"Estoy segura de que en la cuna mi primer deseo fue el de pertenecer. Por motivos que ahora no importan, debía de estar siendo que no pertenecía a nada ni a nadie. Nací por nacer.

Ya en la cuna sentí esta hambre humana y ha seguido acompañándome toda la vida, como si fuese un destino. Hasta el punto de que mi corazón se contrae de envidia y de deseo cuando veo a una monja: ella pertenece a Dios.

Precisamente porque es tan fuerte en mí el hambre de entregarme a algo o a alguien me volví bastante arisca: tengo miedo de revelar cuánto lo necesito y lo pobre que soy. Sí, lo soy, muy pobre. Solo tengo un cuerpo y un alma. Y necesito más que eso. Quién sabe si empecé a escribir tan pronto porque, al escribir, por lo menos me pertenecía un poco a mí misma, aunque eso sea solo un triste facsímil.

Con el tiempo, sobre todo en los últimos años, he perdido la capacidad de ser persona. Ya no sé cómo se hace. Y una forma nueva de la "soledad de no pertenecer" ha empezado a invadirme como la hiedra de un muro.

Si mi deseo más antiguo es el de pertenecer, ¿por qué entonces nunca he formado parte de clubes o de asociaciones? Porque no es eso a lo que yo llamo pertenecer. Lo que yo quisiera, y no consigo, es por ejemplo que todo lo que de bueno surgiese en mi interior pudiese entregarlo a aquello a lo que perteneciese. Incluso mis alegrías, qué solitarias son a veces. Y una alegría solitaria puede volverse patética. Es como quedarse con un regalo envuelto en papel bonito en las manos y no tener a quién decirle: toma, es tuyo, ¡ábrelo! Como no quiero verme en situaciones patéticas y, por una especie de contención, evito el tono de tragedia, raramente envuelvo con papel de regalo mis sentimientos.

Pertenecer no resulta solo de ser débil y de necesitar unirse a algo o a alguien más fuerte. Muchas veces mi intenso deseo de pertenecer surge de mi propia fuerza, quiero pertenecer para que mi fuerza no sea inútil y haga más fuerte a una persona o a una cosa.

Aunque tengo una alegría: pertenezco, por ejemplo, a mi país, y como millones de otras personas pertenezco tanto a él que soy brasileña. Y yo que, muy sinceramente, nunca he deseado o desearé la popularidad -soy demasiado individualista para poder soportar la invasión de la que es víctima una persona popular-, me siento sin embargo feliz de pertenecer a la literatura brasileña por motivos que no tienen nada que ver con la literatura, porque ni siquiera soy una literata o una intelectual. Soy feliz solo por ‘formar parte’.

Casi consigo visualizarme en la cuna, casi consigo reproducir en mí la vaga y sin embargo permanente sensación de necesitar pertenecer. Por motivos que ni siquiera mi madre o mi padre pudieron controlar, nací y me quedé así: nacida.

Sin embargo fui planeada para nacer de una manera tan bonita. Mi madre ya estaba enferma, y, según una superstición bastante extendida, se creía que tener un hijo curaba a las mujeres de una enfermedad. Entonces fui deliberadamente creada: con amor y con esperanza. Pero no curé a mi madre. Y hasta hoy siento la carga de esta culpa: me hicieron para una misión determinada y fallé. Como si contasen conmigo en las trincheras de una guerra y hubiese desertado. Sé que mis padres me perdonaron haber nacido en vano y haber traicionado su gran esperanza. Pero yo, yo no me lo perdono. Desearía que simplemente se hubiese producido un milagro: nacer yo y curar a mi madre. Entonces sí: habría pertenecido a mi padre y a mi madre. No podía confiar a nadie esa especie de soledad de no pertenecer porque, como un desertor, mantenía el secreto de una huida que por vergüenza no podía ser conocido.

La vida me ha hecho de vez en cuando pertenecer, como si lo hiciese para darme la medida de lo que pierdo cuando no pertenezco. Y entonces lo supe: pertenecer es vivir. Lo sentí con la sed de quien está en el desierto y bebe con ansia los últimos tragos de agua de una cantimplora. Y después la sed vuelve y camino realmente por el desierto."

Aprendiendo a vivir, p. 126-128 - traducción de Elena Losada - fuente: elmontevideanolaboratoriodeartes.blogspot.com
Recuperado de https://sephatrad.blogspot.com.co/

miércoles, 25 de octubre de 2017

Tú no sabes amar - Julio Flórez


Tú no sabes amar; ¿acaso intentas
darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
¡sin tempestades... el amor no existe!

Y sin embargo, ¿dices que me amas?
No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:
el Amor es un sol hecho de llamas,
y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre,
y debe ser devorador, intenso,
debe ser huracán, debe ser cumbre...
debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío?
¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos?
¡Con tu anémico amor... anda, bien mío,
anda al osario a enamorar los muertos!

sábado, 19 de agosto de 2017

Modernidad Líquida


A mi ya me ofende un poco ver tanto cantante de reggaetón con esas pintan todas rockeras y sus chaquetas de cuero todas punkerizadas. Y en serio que no es por ser videosa, es que en realidad si me resulta lamentable que en la época actual, la ropa, ¡LA ESTÉTICA! ya no diga nada de las personas, cuando debería ser todo lo contrario. El elegir cierta prenda en vez de otra debería decir algo de ti. Si yo escojo un pantalón negro en vez de uno blanco es porque ese pantalón negro me hace sentirme más cómoda con lo que yo soy y quiero representar de mi misma, pero real, no falsamente como quien se pone una camiseta de una banda de la cual ha escuchado siquiera dos canciones ¿Así o más casposo?

Yo jamás he sido de radicalismos pero entiendo un poco a la gente que lo es y defiende lo que de una u otra forma ha construido con esfuerzo y pasión. Yo solo les digo, no coman de pintas, que eso al parecer lo falsea cualquiera.


#LaRopaDeberíaSerUnStatement #MeDasPenaCasposa

jueves, 10 de agosto de 2017

Preguntas sin respuestas

Al parecer la principal motivación de que yo escriba algo insipiente en este blog siempre será la tristeza. Aunque realmente no sé cómo definirlo, no tengo la certeza si es tristeza lo que siento.

¿Qué siento?

¿Cuánto siento?

Estoy taciturna.

...¿Cuánto se puede perder de uno mismo por amar a un otro?

¿Cuánto he perdido de mi?