Una ventana

Hace tanto tiempo que no escribo que me resulta extremadamente desaprendido.
¿Es eso posible?
¿Desaprender-se?
Dejar de habitar-se en la progresiva cotidianidad para transformar-se lentamente en un ser casi inerte, automático y distante.
No debería parecer extraño ¿verdad? esta vida que siempre me ha resultado errática, pesimista y... casi predecible. ¿No es esa una incoherencia?. 
Entonces ¿qué sentido tiene? 
He allí el punto. No lo hay. Verbigracia. 
Y entonces les confirmo, hoy me he desaprendido, ya no soy, ya no habito, ya no creo.
Solo me refugio en las pequeñas indulgencias que me ofrece la rutina, no hay sueños profundos, no hay compañía eterna, no hay viajes ni maestrías...

La vida solo es una ventana llena de plantas.




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