viernes, 6 de noviembre de 2015

Te siento

No pensé sentarme a escribir acerca de la forma como ahora entiendo las cosas, nunca pensé tampoco llegar a cuestionarme tanto, creencias tan arraigadas en mí, mi modus operandi ahora mutando drásticamente, a pesar de que antes creía en esas cosas inmutables en la esencia de las personas; aquello que me guiaba a manejarme frente al mundo, el universo, ese karma cósmico que siempre me devolverá lo que he entregado.

Me asusta, no podría negarlo, porque sé que he hecho cosas que no han sido muy buenas, que en ocasiones he faltado a mi palabra y no he sido consecuente con lo que pido del mundo y de los otros... pero vamos, sabemos bien que la vida es inestable y lo único que tengo claro es que quiero asumir siempre la responsabilidad de mi existencia.

Entonces, siento que veo con tal claridad que puede parecer confusa por momentos, me gusta esta experiencia, esta sensación de sentirme tranquila y sin desórdenes aparentes y este reto tan gigante que me ha puesto el destino ¡tanto destino atravesado entre nosotros! para hacerme crecer y ver todo en una perspectiva que jamás pensé experimentar.

Querer... de una forma menos egoísta y más mía, más a mi manera, más sin prejuicios e inseguridades innecesarias.
Querer... de la forma más simple y primitiva, como dice el poema, pero querer a fin de cuentas esperando alegrarle la vida a alguien y ser feliz por los instantes de tiempo que el destino nos cruce, sin pensar en un futuro o en un mañana jodido porque nada es para siempre.
Querer sin ataduras y sin pensar en el "quizás no me quiere tanto" o "quizás me querrá más de lo que yo lo hago", querer con la calma más sincera, sin afanes desmesurados, teniendo la plena seguridad de que mi "todo" subjetivo y algo más que eso es entregado... sea o no recibido.
Querer... entendiendo que si no hay perdón también se vale el resentimiento y que este amor más libre me permite fluir mejor, que así puedo ser más yo y más de él sin pertenecerle, sin pertenecernos...


viernes, 2 de octubre de 2015

Inconstante

Odio todo lo que escribo, de verdad nada me complace pero necesito hacerlo y quiero poder hacerlo, escribirle para que quizás entienda, así sea un poco, este mar de pensamientos que me inundan cuando no le veo... que me desespero, que el pecho se me revienta y que las cucarachas reviven para recordarme cada palabra mal dicha, mal entendida, del imaginario, del pasado, de lo que es y no, parte de nuestra historia, todo, todo eso combinado, enredado y atravesado, para hacerme sentir perdida, maltrecha y desgastada.

Siempre me contengo... soy buena haciéndolo y re-acomodándome. Es de humanos adaptarse, pero yo tiendo más al polo negativo del asunto, bien sabido es. Sin embargo, desgasto mis entrañas pensando, planeando y evitando también. Esa dicotomía persistente en mi... ser, hacer ¿fluir?...

Porque el fluir me haría contarle que quiero arriesgarme con él a sufrir mi tercera gran pérdida, que no puedo evitar considerarlo cada que siento como me planta una sonrisa de oreja a oreja, esa misma que trato de disimular porque soy "ruda". Que se me acelera el corazón cada que me dicen "ay, velavé como habla con el novio" mientras me ven sonreír con el celular en la mano.

Que una parte de mi quiere gritarle, aún con miedo a equivocarse, que le quiero, que ha sido la espera más bonita que mi paciencia ha superado y que recibirlo cada que puedo entre mis brazos es un privilegio que no pensé merecer.

Quiero hacerle feliz y que desee compartir su día a día conmigo, aún si no nos vemos, si no hablamos, pero que pueda y quiera lanzarme un "te he extrañado" como esos que mi alma evita vomitarle cada segundo que su presencia me falta.

Pero no puedo, mis temores son del mismo tamaño que mis inseguridades y lamento admitir que no tengo la voluntad para irrumpir en su comodidad, esa que desde el inicio me puso límites y esa que yo acepté tranquilamente porque siempre, como dije antes, he sido buena re-acomodando mis deseos.

Entonces... ¿por qué ahora estoy escribiendo esta mierda?

jueves, 28 de mayo de 2015

En desventaja

Me estoy sintiendo algo extraña.
Sí, entiendo que es una situación extraña, nueva, confusa…
Me gustas. Ya lo he dicho antes.
Pero justo hoy entiendo que debo poner mi salud mental por encima de cualquier ganancia pasajera, además mis emociones se están desbordando por dentro sin tener quien las contenga.
Quiero escribir pero no consigo la inspiración, es como si la resignación me hubiese ganado, a pesar de que intento hacer algo, muy a pesar de eso, nada llega.
Nuevamente estoy aquí… esperando y cuestionando mi valor.
Extraño las cosas bonitas, la espera nerviosa, el querer entregarlo todo pero no hay un receptor constante. Experimento la confusión por lo que no he vivido, por lo que imagino y me hacen imaginar del futuro, porque la vida a los 25 años indica que se te está acabando el tiempo ¿para qué? Para dejar de jugar…

Pero yo quiero seguir jugando, no tengo problema con asumir eso, pero deseo jugar con alguien que disfrute hacerlo conmigo y que quiera comprometerse a hacerlo con las mismas reglas, con las mismas condiciones y poniendo igual que yo la carne en el alambre. No quiero jugar en desventaja.

martes, 3 de febrero de 2015

A la puta mierda

¿Qué tan importante es para el ser humano su individualidad? Esa tan trillada singularidad que caracteriza a cada uno de los seres en la tierra es quizás un intento afable de no sentirse tan miserable consigo mismo porque su creatividad se fue hasta el más mismísimo orto.
¡En serio! estoy tratando de creerme este cuento para suavizar el golpe de frustración y PUTERÍA que me produce el "sentirme robada" en mi yo más superficial y mundano. Intento controlarme pero dudo que exista una forma asertiva para sacar la rabia que estoy guardándome en lo más profundo de mis entrañas, muy ineficientemente por cierto, ya que no consigo esconder lo que mi cara grita con desesperación.

domingo, 25 de enero de 2015

Completando Tareas

Toda mi vida he tenido la costumbre evitativa de alejarme de los estímulos que me hacen daño o sencillamente con los que no pretendo lidiar, por eso es entendible que me cueste mucho perder ciertas mañas. Sin embargo, alguien por ahí me hizo ver que cada tanto necesito someterme a una prueba de realidad para ir dejando cosas de lado. Suena hasta contradictorio pero él sabe del asunto, de modo que su historia la he tomado como consejo para hacerme entender a mi misma que las cosas se acaban y debemos enfrentarnos a ello.
Ese estimulo al que hoy me someto me hace re-afirmar que ya no te quiero, sujeto del pasado, y no deseo más que cerrar un ciclo que debido a mi naturaleza, probablemente ha tardado más en cicatrizar .
¡Y lo hago! Además sonriendo porque logro sentir como en mi cuerpo se agitan nuevas sensaciones, nuevas caras, besos que me embriagan y una nueva mano que deseo tomar. Sin prisas, sin miedos y con la calma puesta en marcha hacia lo que el destino ¡Tanto destino! nos quiera deparar.

jueves, 8 de enero de 2015

Hola 2015

No sé por dónde empezar (cosa rara últimamente ¬¬).
Esta falsa idea de que cada comienzo de año habrá un cambio fundamental no me impregna, y lo lamento a decir verdad, porque cada tanto se necesita un empujón, un baño de optimismo para que las cosas o por lo menos, el humor mejore. Hoy no lo tengo.
Sin embargo espero que por arte de magia las cosas se ordenen este año (este año sí) y que mis deudas bajen así como mi peso mientras encuentro el amor, así sea del mes o ¿quién sabe? de la vida a los 25... Sí... sin hacer absolutamente algo que me agote (excepto sexo, quiero buen sexo). Pero ¡vamos! las cosas rara vez funcionan así, de modo que en estas fechas a todos los habitantes del planeta se les da por hacer una balance de su año pasado y pedir, pedir, pedir...
Mi 2014 digamos... fue un tanto confuso ¡Vaya sorpresa! Además, olvidé enviar un ensayo del 25% (¿Y el cambio dónde quedó, Mares? Va llegando ¡Paciencia!)...
Año movido, caótico: un duelo continuo (tropezando de vez en mes), tipos raros y delgados, otros no tanto, algunos de los cuales jamás hubiese pensado ¡pero JAMÁS! pisarían mis sábanas y otros con los que definitivamente no repetiría ni un tinto. Más descaches a la lista y mejoradas técnicas de rechazo de llamadas (cosa curiosa que al único al que me gustaría contestarle jamás me llama y cuando lo hace siempre tengo el celular botado). Debe ser el destino, "MUCHO DESTINO" diría él.
Creo que este año pasado mi conocimiento acerca de los hombres decreció exponencialmente, a pesar de haberme vuelto un poco menos "niña tierna", más desprendida de todo como es costumbre y solitaria aparentemente por elección.
Año "activo" de situaciones raras e incómodas, promiscuidad de mentiritas y trago barato. Actualizaciones de estado: conseguí un trabajo al final, eso sí es algo serio... pero  en resumidas cuentas, el impulso viene lento, casi extinto, quizás por eso estoy acá, rebuscándolo entre la basura que no consigo escribir, ni decentemente.

Sí, la esperanza es lo último que empeñamos.